Por qué podríamos fracasar con el unschooling

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Poner en palabras lo que puede sonar a crítica no es fácil  y lejos estoy de querer embanderarme con una verdad absoluta. Lo que funciona para unos, podría no funcionar para otros y lo que quiero expresar esta vez acá, es una mera reflexión PERSONAL que tiene que ver con una experiencia propia y de las que me encuentro en las asesorías. Por eso no tomen mis palabras como una ley tallada en piedra, sino que aprovechen los comentarios para dejarnos sus propias visiones y experiencias sobre el tema.

“Cuando me presionan, defino el unschooling como el permitir en los niños tanta libertad de aprender en el mundo como sus padres puedan soportar cómodamente”.-John Holt

El Punto de la cuestión

Creo que la educación es  un derecho innegable pero también un privilegio del que muchos carecen.  Hay quienes no eligen este camino, sino que se vieron impelidos a tomarlo por el propio sistema que ante la falta de recursos y habilidades los han excluido. En el otro extremo, cuando algunas familias desescolarizan sintiendo inmensa  frustración y cansancio con el sistema educativo, lo primero que les pasa es enamorarse del abordaje unschooler; e intentan aplicarlo con una idea muy general (y a veces totalmente errónea) de lo que significa. Estos siete años educando en casa me enseñaron que no se puede llegar al unschooling de la noche  a la mañana y que muchas veces es preferible tener una transición adecuada hacia él. Yo también lo mal interpreté al principio.
Espero me entiendan, no es que haya una receta, UNA manera de hacerlo; sino que se trata de una filosofía  más que una pedagogía y considero que antes de poder llevarlo a cabo necesitamos muchos desapegos a modelos e imposiciones, a mitos y condicionamientos de los que no se puede uno desprender así nomás. Algunos lo logran rápido, otros nos tardamos mucho más.

Unschooling no es simplemente no llevar un currículum

Cuando surge la pregunta sobre qué diferencia hay entre el unschooling y el homeschooling, muchos responden una serie de características entre las que se cuentan “no llevar un currículum”, “guiarse por los intereses de los niños”, “no intervenir arbitrariamente en el aprendizaje”, “dejar que aprendan naturalmente”, etc. Y no está mal como para dar una idea general sobre las diferencias entre una cosa y otra. Pero este es el problema con las etiquetas, que al final necesitan una serie de características que terminan siendo poco claras.

He conocido personas que se denominaban unschoolers sin jamás haber escuchado sobre Holt. Ni hablar los pocos que lo han leído. Hay quienes directamente casi rozan el descuido porque infieren que si hay que guiarse por los intereses del niño, si somos seres que aprendemos naturalmente, entonces los hijos aprenderán por osmosis. Y si bien, muchas veces  increíblemente es así; al menos yo no puedo evitar sentirme mal de dejar a la fortuna este tipo de procesos.  A veces tenemos demasiado presente que el educar en casa es un derecho, sin plantearnos que es igualmente una responsabilidad y un deber garantizarlo.

Yo no voy a describir acá qué es el unschooling, porque prefiero hacerlo más adelante y con algunas traducciones de los propios libros de Holt; pero si puedo decir que va más allá de definirse como no llevar curriculum porque te sorprendería saber que hay muchos niños y jóvenes unschoolers que si lo llevan. De hecho básicamente y en su forma más sencilla el unschooling significa no apegarse a las expectativas y moldes de la escuela. Por eso es UN schooling, es decir NO- o SIN- escuela. No se miden grados, ni tiempos, ni expectativas arbitrarias; se trata de ayudar a cada niño a cumplir sus propias expectativas, respetarlo, motivarlo. Pero dependiendo de la forma de aprender de cada uno, hay niños que necesitan de montarse una estructura, planificar, apuntar, definir, re diseñar y es ahí donde muchos hacemos agua.

Oigo y leo muchos comentarios del tipo “mi hijo necesita estructura” o “me pide estructura” y por eso se piensa inmediatamente que estructura es sinónimo de escuela; pero lo relacionamos con ella porque es lo que conocemos.

Por eso me gusta comparar con lo laboral. Que uno sea un emprendedor y su propio jefe, no significa que no cumpla con ciertas características similares a aquellos que trabajan en relación de dependencia. Los emprendedores también miden, proyectan, planean y hasta deben satisfacer expectativas ajenas; por ejemplo las de sus clientes. Por eso cuando me hablan del unschooling pensando que es algo similar a vivir en el campo y en contacto con la naturaleza sin leyes ni rutinas, me da por resoplar sonoramente. No, no; así lo eligen algunos, otros son totalmente lo contrario. Y está bien.

Unschooling o  Unparenting

La filosofía unparenting existe, es decir aquello que podría decirse del unschooling con respecto a la escuela; también para la crianza. Sin embargo a veces me asusta que en vez de rediseñar las cosas que vemos que están mal u obsoletas y cambiarlas, directamente optamos por ignorarlas o desterrarlas. Como la escuela está mal, que cierre; como hay padres autoritarios, seamos NO padres; y esto llevado a muchas esferas nos dejará finalmente llenos de UNS o ANTI. ¡Qué pesadez!

Este abordaje necesita muchísima presencia de nosotros con los niños; pero no es una presencia pasiva. ¡NO! Es completamente activa porque hay cosas que si uno no propone, motiva o estimula,  quedan en las sombras ignoradas. Para saber realmente qué intereses tienen nuestros hijos, debemos ofrecerles opciones que puede no conozcan por sí mismos para sentir interés por ellas. Sino, no les damos la libertad de elegir justamente.

¿Qué estámos dispuestos a hacer?

Cuando nos sentimos atraídos por el unschooling como filosofía, lo mejor es preguntarse eso: ¿qué estoy dispuesto/a a hacer? Muchas veces es difícil encontrar la manera de motivarlos o motivarnos para abordar cosas que quizá nuestros hijos no  manifiestan como intereses y sin embargo no dejan de ser importantes.

Puede que no dudemos en explicar y enseñar a nuestros hijos la importancia de comer sano o de lavarse las manos antes de comer o cepillarse los dientes; pero dudamos terriblemente cuando ellos sienten aversión por las matemáticas o la historia si deberíamos considerarlas o no. Aquí suele también entrar en juego nuestras propias experiencias y si nosotros odiamos un tema y vemos que ellos no muestran un interés directo en ellas, no nos cuesta nada desecharlo por completo hasta “que en algún momento el nene/a quiera”.

No es fácil tampoco encontrar mecánicas para atraer o motivar una determinada área en los chicos, pero las hay; acá es donde es elemental no solo investigar y alimentar nuestra creatividad. Proponer no es sinónimo de imponer. Si mi hijo no me hubiera pedido comprar el monópoli para uno de sus cumpleaños (no lo conseguimos y por eso compramos el Estanciero, bastante similar) quizá nunca me hubiera dado cuenta lo genial que fue para que el adquiriera nociones de matemática que con otros recursos realmente no agarraba. ¡Fue como una iluminación! A partir de allí fue mucho más sencillo seguir con otros temas en la misma materia.

Tiempo al tiempo

Para ser unschoolers hay tiempo, no es algo urgente. Sobre todo porque, como decía, al tenernos tanto por desprender es bueno tener ese tiempo de reflexión y entender qué es lo que realmente queremos, qué es lo que valoramos como lo más importante. Lamentablemente no es algo con lo que venimos ya programados, al contrario; venimos formateados de una manera completamente diferente.

Los momentos de transición son necesarios como también es necesario respetarse. ¿Qué tal si realmente no quieres en absoluto ser unschooler o si prefieres ser ecléctico?. Las familias desescolarizan por variadas razones y este mundillo no zafa de tener fanáticos de ambos lados que defienden como “lo correcto” un abordaje u otro. Lo que sí es imperativo en este camino es ser flexibles, sobre todo porque los chicos son diferentes. Cualquiera que tenga más de un niño en la familia te lo va a decir, por lo que te puede pasar de tener un abordaje diferente con cada uno.

El unschooling básicamente fracasa cuando se intenta aplicar algo que no entendemos de verdad, algo que no tenemos el tiempo de conocer y por ende en lo que creer firmemente.

Después de todo de eso se trata, ¿verdad? de poder elegir pero con responsabilidad.

¿Y ustedes? ¿Qué abordaje tienen? ¿Qué cosas identifican que necesitan cambiar o que no les ha resultado?

 

Paula Lago

Profe de letras, librera, amante de la fotografía, la música y el arte en general. Practicante de Jin Shin Jyutsu.
Ya 10 años educando en casa. Si quieres saber más , pasate por acá

13 Comments

  1. cuanta informacion!!!! muy buena y clara….la verdad seguramente pau te voy a estar contactando….estoy muy interesasda y decidida por unschooling, mi unica duda es si soy capaz de enseñar a mi hijo….uno esta acostumbrado del proceso escolar, todo viene programado y guiado …….

  2. Hola Paula, me gustaría contactarme con vos para interiorizarme un poco en las cuestiones legales, lo que dicen las “preguntas frecuentes” ya lo ví. Te podría escribir a algún mail? Estuve escribiéndome con Constanza Monié, ( leí su libro “Más allá de la escuela”, -en donde esta tu artículo-y fui a una presentación que hizo en Berazategui en octubre del año pasado) y ella me dijo que me contacte con vos porque eras referente en estos asuntos.
    Bueno, espero respuesta, y desde ya gracias, Lucas

  3. Gracias Paula, resulta muy consolador ver que en muchas ocasiones una puede sentirse tan perdida en éste largo viaje, pero entonces se encuentra con este tipo dd lecturas que te reconforta y te hacen sentir que tus dudas se van despejando de a poco. En mi caso el tiempo muchas veces me juega en contra, cómo creo que le pasa a la mayoría. Pero bueno, respiro profundamente y esa bocanada de aire me da las fuerzas para seguir y buscar más opciones para optimizar y garantizar los buenos momentos en los que mis hijos y yo estamos aprendiendo. Porque acá aprendemos todos todo en familia. Mil gracias por este pequeño Oasis!

    • Es cierto, pero no pasa con los años jajajaja. En realidad cuanto más consciente uno es de la responsabilidad y las necesidades de los chicos o familia en general, obviamente uno más preocupado y perdido parece sentirse; pero eso no quiere decir que no lo disfrutemos y no veamos los resultados maravillosos que genera esta opción.

  4. Excelente, me identifico con cada palabra. Estoy en la transición, buscando la manera de repartir el tiempo para poder seguir leyendo. A veces me desespera el ritmo tan vertiginoso que toman las cosas. Confieso que las dudas me inquietan pero a la vez necesito tomarme el tiempo de analizar cada paso. Gracias, me ayuda mucho que hayas puesto en palabras este recorrido.

    • Paz, si algo me enseñaron estos 7 años es que uno ya no tiene que someterse a imposiciones arbitrarias. Uno tiene que tejer el camino de acuerdo a la familia y cómo quiere vivir la vida junto a sus hijos, porque se trata de eso. Sino para qué educamos? La escuela todo el tiempo habla de “futuro”, “inserción laboral”, etc. Para mí mis hijos son mucho más que una potencial mano obrera, los educo para que sean mejores personas y lo más independientes posible.

  5. Me encantó este artículo. A lo largo de estos años Pau hemos hablado de las etiquetas mil veces, hemos intercambiado recursos e ideas y siempre la flexibilidad es algo que remarcamos. Muchas veces me preguntan ¿cómo hacen? O qué hacemos para tomar nota y replicar… Como si hubiera una fórmula magica y un tutorial con un sencillo paso a paso que te lleve de la escuela a la vida idealizada que supuestamente llevamos las familias sin escuela. Y siempre digo que cada familia es un mundo. He observado intentos de aplicar prácticas totalmente erróneas para el estilo de vida de la familia, chocantes, que solo generan frustración y malestar, todo por encajar en una etiqueta. Y la angustia del ¿Hasta donde soy homeschooler? ¿pero si hago esto no sería unschooler? ¿y si mejor soy flexi? No importa el título o las reglas, me parece más importante cumplir lo de seguir al niño, o mejor aún en este caso, a la familia plena. No un “seguir al niño” haciendo “todo lo que el niño quiere” – o lo que nosotros creemos que el niño quiere que a veces no es lo mismo- porque no va a ser bueno ni para nuestro hijo ni para nosotros, sino conectarnos en familia como para saber dentro de los gustos, necesidades y deseos de cada uno, hacia donde y cómo ir. Juntos, a veces por separado, pero respetandonos y acompañandonos. No entiendo el salir de un sistema para entrar en otro que nos sea externo…en todo caso creo en buscar el sistema propio de la familia y hacerlo funcionar. Engrasarlo cuando haga ruidos, ajustar por aquí y por allá y no perder de vista que siempre se puede recalcular.

    • Así es Mara, algo más orgánico, como la vida misma. No es fácil saberlo todo ni mucho menos existe una receta. Cada familia tiene un estilo diferente y de eso se trata, conocerlo y respetarlo.
      Gracias por tu comentario!

      • ¡Tal cuál! El cambio de vida quizas más que en el desescolarizar pasa por ahí, por conectarse, conocerse, vincularse y acompañarse como familia en una sociedad que no nos habitua a tales cosas.

        • Gracias, Paula! Estamos en nuestro primer año de desescolarización, e intentando darle tiempo a nuestro hijo para volver a disfrutar del aprender. En esa etapa que muchos dicen de desintoxicación. Aprendiendo nosotros sobre el unschooling, deseosos de que sea éste nuestro camino. Tus palabras nos vienen muy bien en estos momentos de búsqueda. Gracias!

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