Se puede trabajar y educar en casa?

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Una de las tantas preguntas del millón: ¿se puede educar en casa y trabajar al mismo tiempo? A boca de jarro respondería de entrada que sí, por supuesto que se puede.

Cuando saqué a los chicos del cole corría el mes de Septiembre y trabajaba 4 mañanas como docente en un colegio secundario. Mis hijos antes habían concurrido a un colegio por la tarde por lo que sí o sí por las mañanas alguien tenía que quedarse con ellos cuando yo trabajaba. Los primeros años mi marido y mi hermana podían darme una mano pero a lo largo del 2012 ella ya era abuela, con sus propias actividades ademàs, y mi marido comenzaba con trabajo nuevo rejuntando la mayor cantidad de horas extras posibles ya que veníamos de un fatal período de 7 meses en el que él había estado parado.

Algunos ya sabrán que yo ya venía desilusionada del sistema y al sacar a los chicos del colegio me sentía ya totalmente fuera de tono de pertenecer justamente al sistema que tanto resistía. Aguanté hasta Enero del viejo 2013. Una mañana me levanté y me puse a hacer cuentas:

Yo ganaba $2300 que se engordaban a unos $2500 con el incentivo docente y supongan que con algunas pocas clases particulares sumara otros $500 (tenía muy pocos alumnos para no acaparar todo mi tiempo trabajando, siempre me importó tener tiempo para mis hijos) En fin, $3000 en total. La cosa es que entré a sumar $400 de viáticos + $1200 de la señora que cuidaba a mis hijos cuando ya mi marido y mi hermana no pudieron ayudarme + $100 para la vaquita del cafecito y otros de la sala de profes + $284 de cable como chupete electrónico mientras no estaba. Sumen todo y si quieren agreguen los apróximadamente $1300 de cuota del colegio al que iban los chicos.
Todo suma la módica cantidad de más o menos unos $3282. ¡Estaba pagando para ir a trabajar!. Así planteado en números mi marido inmediatamente se dio cuenta que era una locura seguir así y en Febrero renuncié.

Considerando mi situación no había mucho que pensar para quedarme en casa, pero hay otras familias cuya situación es totalmente diferente; tampoco es fácil pasar de un sueldo fijo a uno impredecibe. Hay que ajustarse el pantalón en muchas cosas pero ya dimos de baja el cable, ya no vamos a McDonalds y el cine lo trajimos a casa. Eso no quiere decir que de vez en cuando no nos demos algún gusto pero sinceramente creo que cuando uno cambia un paradigma ya no es imposible (y hasta se hace necesario) romper con otros. Nuestro estilo de vida y las necesidades que genera, es uno de ellos.

Vivimos en un ritmo que es una vorágine y nos parece que no se pueden romper con ciertas cosas. Que si no tenemos cable los chicos van a colapsar o que seremos unos extraterrestres por no estar en la “onda” de programas o series, que si no salimos a comer afuera o de vacaciones a un hotel (aunque sea 3 estrellas) el resto del año no lo podremos sobrellevar, que si nuestros hijos no tienen todo lo que piden en Navidad o Reyes van a terminar en el psicólogo, etc.

Así que caben pensar dos realidades posibles: una como la mía en que se puede arriesgar el dejar el trabajo y tratar de hacer algo desde casa (ventas, clases particulares, cuidar niños, etc) o la irremediable realidad en la que por préstamos, deudas o cuestiones similares no queda otra que salir a trabajar.

Pongámonos entonces en la piel de esas familias en que ambos,  papá y mamá, tienen que trabajar o en los casos de niños que viven con uno de ellos. ¿Qué considerar a la hora de pensar si puedo educar sin escuela a la vez que salir a trabajar?

  • si es necesario trabajar a tiempo completo o si cabe reajustar algunos gastos para reducir el tiempo de trabajo a la mitad.
  • si tengo apoyo de amistades o familiares que en las horas en que tenga que salir a trabajar pueden cuidarme a los niños.
  • que un par de horas de calidad dedicadas a los niños equivalen muchas veces a esas 4 o 5 horas que pasan en el colegio muchas veces soportando tiempos muertos o actividades que no dejan huella en ellos.
  • que no hay un horario establecido para aprender, que si les proveemos a nuestros hijos de las herramientas necesarias aprenderán donde sea y con quien sea, incluso mucho más que en la escuela.
  • que si necesito que vayan al colegio solo porque tengo que salir a trabajar tomando la escuela entonces como una especie de guardería,  deberíamos reconsiderar qué entendemos por educar.
  • pensar primero en los hijos y no desde lo material. Conocerlos cabalmente para saber cuáles son las necesidades reales. Estoy totalmente convencida que una necesidad real de un niño nunca es un juguete o una salida costosa.

Cierta vez en un hangout donde entrevistaban a familias que educan viajando uno de los matrimonios comentaba que hay familias que no entienden cómo podían viajar todos los años y dijeron una gran verdad: es que la gente quiere todo. La gente quiere un auto nuevo, poder salir, tener tecnología de última generación en casa, viajar en avión y hospedarse en hoteles, poder comprar souvenirs en los viajes, tener una gran casa, etc. Hay que saber ceder.

Educar en casa, sin escuela, supone un verdadero cambio de vida; el mismo cambio de aquellos que deciden que es más sano no comer carne. No se puede ser vegetariano y comer asado los domingos porque es una tradición familiar. Educar en casa significa cambiar paradigmas que la propia escuela y sociedad nos han impuesto. Tener un buen ingreso familiar es importante, por supuesto. El dinero no hace la felicidad pero calma los nervios, como dice el dicho, sin embargo hay decisiones que requieren de ciertos esfuerzos.

Mi recomendación (y adelanto que este tema no muere acá, hay una segunda parte) es sentarse realmente y sacar cuentas; pensar mucho qué necesidad real de ingresos se necesitan y si se puede hacer algo alternativo. A una educación alternativa se recomienda una vida alternativa sin que por ello signifique terminar viviendo en un trailer comiendo fideos todos los días.

Paula Lago

Profe de letras, librera, amante de la fotografía, la música y el arte en general. Practicante de Jin Shin Jyutsu.
Ya 11 años educando en casa. Si quieres saber más , pasate por acá

6 Comments

  1. Me encantó!! Padecí tanto la escuela primaria, doble escolaridad, horas muertas eternas… no se lo deseo a nadie. Hoy estoy pensando cómo educar a mi hijo. Y él me “educa” a mi, tiene un año y medio y aprende un montón de cosas en casa! Gracias por tu valioso aporte!!!

    • Perdón la tardanza en responder, Nacha! Estamos iguales. Mi trayecto escolar no fue feliz, tuvo sus momentos, claro!, no voy a negarlo pero si lo hubiera podido evitar habría ahorrado 12 años de tiempo de aprendizaje real. Nada de lo que vi en la escuela realmente me sirvió para la vida! Pero bueno, tenemos la opción de hacer algo diferente ahora con nuestros hijos.
      Gracias por comentar!

  2. Interesante los relatos de tu experiencia. Te hago una consulta: sabes si en San Luis (Argentina) hay alguna familia que esté educando en casa? , pues me interesaría entrevistarla. Yo soy educador y vivo en carne propia la situación de la escuela pública y privada y veo en estas experiencias educativas alternativas o no tradicionales el inicio de un gran cambio en la educación.

  3. Paula, simplemente EXCELENTE!!! me encanta cuando haces estos artículos tan claros, directos desde tu experiencia para que se vea y sientan las cosas desde el punto de vista de una persona normal, común y corriente.
    Tenés tanta razón en todo lo que decís y en especial me gustó mucho, el que hallas puesto tan claramente las cuentas, tus números, pues muchas personas no comprenden que muchas veces cambias la plata o salís perdiendo si vas a trabajar.
    Muchos piensan que por quedarse en casa la mujer no se “realiza”, cosa que no es cierta, es verdad que como están las cosas hoy en día no queda otra que salir a trabajar los dos padres, pero si uno toma este camino, esta muy bueno que piense en todos los puntos que detallaste y que si querés podés, pues esto de educar en casa nos pone al límite de nuestra creatividad, y te puedo asegurar que cuando pensás que ya no te queda más, siempre se abre una nueva puerta.
    Te dejo un beso enorme. Lorena.

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