Ayer hablábamos sobre los libros vivos de Charlotte Mason y hoy les traigo la primera recomendación literaria para tener en cuenta. Tengo una punta de libros para recomendarles pero quiero que este estrene esta sección porque es un libro inmenso que lamentablemente pasa inadvertido.
Momo es una de las primeras novelas de Michael Ende, escritor alemán más conocido mundialmente por esa novela llevada al cine como uno de los íconos de los ochenta: La historia interminable (otra gran novela). Cuenta básicamente la historia de un pequeño pueblo en el que aparece una “niña” (y lo pongo entre comillas porque en su versión original alemana no deja en claro si es niña o niño) de la cual nadie sabe nada pero todos ayudan a conseguirle un lugar donde vivir. Gracias a ella suceden muchas cosas interesantes pero lo central es su poder para combatir contra los hombres de gris, una organización que va por la vida sugiriendo a los adultos ahorrar tiempo en su banco.
No les quiero contar el argumento porque hay que leerlo. Para los más pequeños hay una animación, Momo, aventura contrarreloj, entera en youtube que adapta bastante bien la trama aunque créanme que el libro vale oro. Y aunque esté más acorde para niños de entre 9 y 12 años, déjenme decirles que yo diría que fácilmente se disfruta a cualquier edad.
¿Por qué es un libro tan grande?, pues porque toca muchos temas que tienen que ver con el modo fatal en el que actualmente estamos viviendo. Los hombres de gris convencen a todos de ahorrar tiempo y se transforman por ello en una gran personificación del consumismo. Momo es una representación genial de la niñez en su estado puro y a partir de ella podemos reflexionar sobre millones de cosas: nuestro ritmo de vida, la amistad, el tiempo y qué es lo realmente importante en nuestra vida, el materialismo y sus consecuencias, etc. Incluso hay una magnífica escena donde le regalan una muñeca a la que enseguidita todos asociamos con la famosa Barbie.
No quiero decirles más, es un libro para leer y recontra leer mil veces, para charlar y comentar, para dejar que los chicos saquen sus propias conclusiones, y créanme que lo harán porque está narrado de una manera atractiva pero a la vez profunda.
Uno de esos libros para tener en la cabecera de la cama y recordarlo letra a letra cuando la rutina de esta sociedad nos quiera imponer su locura.
Qué buenísima idea Pauli, recomendar grandes libros y libros grandes, porque una vez que se despierta el amor por la lectura en los más chiquititos, eso crece y crece cada día. Siempre cuando hay buena literatura y enseñanza de valores en nuestra infancia, cuando nos hacemos viejos, jajaja atesoramos en el recuerdo y en el corazón las grandes enseñanzas de esos entrañables amigos de papel ( o digitales según el caso), y en los momentos más difíciles de la vida, sale a la luz lo que realmente aprendimos y cómo se formaron nuestras creencias… eso siempre es “en la infancia”.