La escuela que domina

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El pasado Martes mis hijos comenzaban natación y al momento de la revisación la médica se tomó unos momentos para hacerle unas preguntas a mi hija que, me aclaró, debía responder ella sola sin mi intervención. Asique arremetió con preguntas como: a qué escuela vas, a qué turno, quién te lleva y quien te trae, si tenían inglés, si siempre había ido a ese colegio, porqué se había cambiado del otro colegio donde iba, etc. Me mordía para no responder yo a algunas cosas puesto que ahí estaba mi hija respondiendo desenvuelta todas las preguntas obviando astutamente el hecho de que no iba al colegio desde hacía ya un año. Por dentro sentía que me ponía verde de indignación porque no tenía sentido que le hiciera todas esas preguntas para hacer una actividad deportiva que no pertenecía ni se relacionaba con ninguna institución escolar. Asique cuando terminó la catarata de preguntas me dispuse a aclararle que en realidad no iba al colegio actualmente porque estaba por rendir en Capital su 4to grado.
La médica me aclaró que no le importaba en realidad toda esa información sino que meramente estaba comprobando si oía bien, si respondía coherentemente y si estaba ubicada en tiempo y espacio. Si bien en el momento me relajé ante esa aclaración posteriormente me quedé rumiando porqué mi hija tenía que pasar por esa situación de responder al fin y al cabo y sin que yo se lo ordenara una serie de mentiras blancas sobre su situación escolar, por qué además la médica elegía preguntarle exclusivamente sobre el colegio en vez de preguntarle sobre otras cosas como qué había hecho el fin de semana, si tiene amigos, si le gusta leer, etc. Ahí me di cuenta entre tantas cosas cuánto la escuela domina nuestro día a día.

La sociedad escolarizada

Ya el genial Illich en su momento planteaba que:

La Escuela es la agencia de publicidad que le hace a uno creer que necesita la sociedad tal como está.

En su obra La Sociedad desescolarizada, define a la escuela como paradigma de la institucionalización de los valores, cosa visible cuando cosas como la educación y la salud, por ejemplo, resultan en un servicio que transforma necesidades no materiales en demanda de bienes. Por eso, para este autor desescolarizar la sociedad implica independizarse de las instituciones que provocan una demanda particular, autocentrada y, muchas veces, no del todo necesarias. De hecho él mismo diferencia educación de escolarización como dos cosas casi antagónicas.
Por eso la médica no tuvo mejor idea que preguntar todo eso con respecto a lo que ella interpretara es la única realidad de una niña de 9 años: su vida escolar. Y es verdad. La escuela nos domina.
Fue cuando saqué a los chicos del colegio que me di cuenta cuánto la escuela nos maneja la vida, nuestros horarios, cuándo tomarnos vacaciones, en consecuencia cuánto gastar en vacaciones (no es lo mismo las temporadas bajas que altas como todo sabemos), nuestro tiempo libre (vísperas de exámenes mejor no hacer planes, al igual que cada cierre de trimestre o las incontables tareas que traen los chicos), y un inmenso etc.
Me percaté de cuánto ahora tienen mis hijos para hablar con todos, pues al estar sumidos en la vida cotidiana, al poder disponer de tiempo para vivir EN el mundo y no esperando salir al mundo (como es el típico discurso académico) pueden tener una variedad de visiones e intereses que ya no pasan simplemente por hablar de si tienen mucha tarea o no, si el examen de matemática es fácil o difícil, si la maestra es buena o gritona, si consiguieron hacer germinar o no los porotos.

Desescolarizar la cabeza

También me di cuenta cuánto cuesta que nosotros, los papás que sí hemos hecho la trayectoria escolar completa, somos los que más necesitamos desprendernos de esa institucionalización mental. Hace un año que educo en casa y sin embargo casi sucumbo ante la desesperación de un maldito papelito que el colegio ahora se ve en la necesidad de tener entre sus registros.
Hablando con mi ya cable a tierra Silvana sobre este tema de la carta documento y de que la inspectora zonal insiste que NO existe el rendir libre ni siquiera en Capital sin estar matriculado a comienzos de año en una escuela (demostrando un total desconocimiento de la reglamentación de escuelas públicas de CABA), me hizo ver por qué pomo a esta altura tenía que dar tantas explicaciones. Y suponiendo la cantidad de veces que recomiendo a las nuevas familia que me contactan que corten por lo sano con los manejos de las autoridades que se ponen densas con la parte burocrática, ¿cómo es que ahora me dejo “apurar” con esto de presentar o no un certificado de si va a rendir o no, si acá o en Capital, etc? Y encima después de todo un año de completa paz!!.

Nuestros derechos no se tuercen!

No es fácil que pueda quitarme de encima de la noche a la mañana doce años de mi propia escolarización; doce años en las que me amoldaron (mucho más en mi época!) a no contradecir las normas impuestas sin preguntarme si eran o no buenas, en las que ejercer un derecho o cómo ejercerlo no formaba parte del programa. Asique he de imprimirme en letras bien grandes, tatuarme en al frente si es necesario, que educar en familia a mis hijos, guiarlos y acompañarlos en el conocimiento del mundo que los rodea y dejarlos elegir si quieren o no rendir año tras año un examen que nada dice sobre su inteligencia y capacidad para manejarse en el mundo es UN DERECHO INALIENABLE! y como tal, hemos de defenderlo.

Paula Lago

Profe de letras, librera, amante de la fotografía, la música y el arte en general. Practicante de Jin Shin Jyutsu.
Ya 11 años educando en casa. Si quieres saber más , pasate por acá

2 Comments

  1. Ladran Sancho!!! Vos sabé que tenes mi apoyo, que admiro cómo llevas esta desición, y que “dejarse apurar” por momentos, es solo una parte del camino. Así como te planteaste con mente abierta que era mejor para la educación de tus hijos, no esta mal que “ciertas cosas” te hagan pensar o te pongan un poco nerviosa, por que es parte de autoevaluarse constantemente. Seguí tus convicciones, que son sanas, eso es lo importante. 🙂

  2. Muy buen artículo Pauli!!! me encantó!!! que reflexiones tan ciertas nos estas alcanzando a todos.
    Tenés tanta razón en todas las cosas que expresas!!!
    LO importante es darse cuenta a tiempo y descolarizar nuestras cabezas, hacerles defender sus derechos a nuestros hijos ante los “ataques” de la “normativa general de las cosas del mundo de hoy”, lo importante es su felicidad sin etiquetas.
    Este artículo sirve de mucho para los papás que hace un año estamos en este camino, para que los nuevos papás vean nuestros vaivenes diarios sobre lo que sentimos y que estén sabiendo lo que a ellos mismo les puede pasar.
    Un abrazo enorme para vos y tu familia.
    Felicitaciones a R. por ser tan despierta y actuar naturalmente. Pobre semejante interrogatorio para ir a nadar!!!.
    Un beso enorme.
    Lorena.

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