Aprender a no limitarse

7

El mes pasado y en conmemoración del aniversario número 110 del Teatro Colón, se hizo una invitación a ilustradores y artistas llamada Jam de dibujo. ¿Qué es una jam? Pues es un término que viene de la música (en especial del mundo del jazz) que podríamos traducir acá como las famosas zapadas, es decir un encuentro informal donde los músicos se juntan a tocar sin una planificación específica.
Se imaginan que en cuanto vi la invitación le dije a mi hija de apuntarse, debía llenar un formulario en el que además había que enviar algún enlace donde mostrar sus obras.

Pues una vez completado el formulario y tras leer los términos y condiciones, nos enteramos que había que ser mayor de 18 años. Tremenda desilusión al principio; pero le dije que lo enviara igual, que el no ya lo tenía.

¡Cuál fue la sorpresa cuando le enviaron el mail de confirmación de haber entrado!

 

También fue seleccionada AL., una de las niñas del grupo con la que RM hizo gran amistad, por lo que estaba más que feliz.

Ese día llegamos cuando ya la fila de asistentes daba vuelta la esquina; por suerte no tuvimos que esperar demasiado porque el día estaba super gris, ventoso y helado.

Mientras estaban dentro, primero nos fuimos a tomar algo caliente allí cerca y luego aprovechamos a hacer el tour guiado que hay cada 15 minutos. Apenas empezó el tour, y aun faltando media hora para que terminara el evento, mi hija me mandó un mensaje que estaban saliendo. En cuanto se nos unió  me di cuenta que algo no andaba bien.

Como RM es tan reservada, decidí no presionar a que me contara qué le pasaba, por qué la “cara de circunstancia”. Unos días después me contó que se había sentido mal, que no sabía qué dibujar, que se sentía culpable de haberse querido ir y que tal vez le había arruinado el evento a AL.

Estuvimos hablando sobre el hecho de compararse. La insté a que valorara que a pesar de no haber sido mayor de 18, la habían elegido igual. Que valorara que no la eligieron por completar cupo, sino porque habían visto sus trabajos. Al menos eso nos había dicho una de las organizadoras cuando por las dudas le explicamos que no tenía más de 18 años.

Educación emocional.

Sé que se debe haber sentido horrible cuando estaba dentro. Sé lo que es compararse todo el tiempo, el sentir que uno no le llega ni a los talones a otro. Sé lo autoexigente que es mi hija y sé que no hay enemigo peor que uno mismo.

¡Educar a nuestros hijos emocionalmente es tan importante!

Muchas veces nos suelen cuestionar cómo lidiará con la frustración un niño que no va a la escuela. ¡Como si la vida misma no te llenara de esas oportunidades!

Creo que ayudarlos a que no se limiten es muy importante y a la vez muy difícil. Sobre todo cuando un niño de por sí es muy autoexigente. El no limitarse se ajusta a muchas cosas.

En esta oportunidad fue empezar por no temer enviar un formulario a pesar de que no coincida uno con el perfil; pero también lidiar con lo más difícil: uno mismo.

Como adultos, muchas veces es difícil enseñar el no limitarse o lidiar con la frustración. Venimos la mayoría de una crianza y una educación que nos ha convencido que es mejor “prevenir el error”. Sobre todo en las áreas artísticas, uno debía nacer con “el don”. Se nacía talentoso o no.  Y siempre que nos comparemos habrá personas mucho mejores que nosotros, pero también menos.

Nos han enseñado a competir con otros, nunca con nosotros mismos. No nos enseñaron a mejorar para nosotros, siempre para algún otro que nos evaluaba. ¡Es tan difícil salir del ojo del examinador! Siempre sentimos que nos están tomando examen.

Por eso, cuando empezamos a educar en casa, es esencial tener en mente que lo académico no lo es todo. Que cuando nos preocupamos por los aspectos legales, por si pueden o no rendir libre o cómo acreditar, cuando nos ahogamos en un vaso de agua pensando si están o no aprendiendo lo que se supone que deben aprender… ciertamente nos estamos alejando de lo que importa: qué tipo de persona quiero formar, qué herramientas perdurables estamos ofreciendo a nuestros hijos.

Personalmente cuando vi este evento, se lo comenté deseosa de que pasara por la experiencia de estar con otros con sus mismos intereses, que entrara en contacto con gente que seguramente ya estaba trabajando de lo que ella quiere hacer a futuro, que disfrute el momento. No esperaba otra cosa. Ella lo vivió diferente.

Acompañémoslos  a disfrutar el presente, a experimentar sin miedo.

 

Paula Lago

Profe de letras, librera, amante de la fotografía, la música y el arte en general. Practicante de Jin Shin Jyutsu.
Ya 10 años educando en casa. Si quieres saber más , pasate por acá

7 Comments

  1. Gracias Paula por compartirlo, recién lo leo, llegó correo que no me avisa que tengo msj, pero bueno lo importante es que lo pude leer y está genial saber que otros pasan por lo mismo que uno y que muchas veces no nos animamos a decir, está muy bien compartir y vivir con nuestros niños sus dudas y desaciertos, a todos nos pasa, no somos bichos raros, solo somos padres que quieren que sus hijos seas felices y buenas personas, autosuficientes creo yo desde la buena óptica de la vida y que porsupuesto sea eso lo que ellos impartan alguna vez. Mil gracias por compartirlo de nuevo

  2. Muy bueno el articulo, gracias por compartir y ayudar a quienes estamos en el camino.. me encanto lo que decís acá:
    “cuando nos ahogamos en un vaso de agua pensando si están o no aprendiendo lo que se supone que deben aprender… ciertamente nos estamos alejando de lo que importa: qué tipo de persona quiero formar, qué herramientas perdurables estamos ofreciendo a nuestros hijos”

  3. Gracias por compartir la experiencia… tal vez muy personal pero al mismo tiempo común… porque todos en mayor o menor medida intentamos no limitarnos… no limitarnos a vivir lo que nos hace crecer…

Dejar respuesta

Your email address will not be published.

Este sitio usa cookies las cuales pueden guardar data personal para mejorar tu experiencia en el sitio.