Cuando comenzamos con la educación en casa una de mis metas era enseñarle a T., a punto de cumplir sus 5 añitos, las vocales. La cosa fue bastante infructuosa pues solo escribía las tres primeras letras de su nombre y los números hasta el 4. No le insistí porque justamente supuse que no era su momento. No obstante no dejé pasar oportunidad de comprarle unos juegos de lecto-escritura y numeración, cosa que le gustaron bastante y poco a poco sólo me dediqué a leerle mucho.
La sorpresa me la empecé a dar hace unas tres semanas atrás aproximadamente cuando tras encontrar una vieja agenda litúrgica del ’74 casi nueva y sin usar, vi que la llevaba a todas partes acompañada de cualquier lápiz o birome que encontraba por la casa. Anotaba constantemente y dibujaba algunos garabatos hasta que un día en que la olvidó sobre la mesa de la cocina me puse a chusmearla.
Primero encontré una hoja en la que había garabateado líneas pero respetando curiosamente los renglones, al seguir buscando dí con esta página en la que aparecían ya una Q y una T, consonantes que jamás habíamos visto juntos pero que evidentemente le quedaron resonando en su cabecita.
Finalmente hace dos días agarró unas hojas de colores de mi anotador y se puso a escribir una “carta” para su gato, desaparecido hace ya casi unos tres o cuatro meses atrás. Me pidió que le enseñara a escribir su nombre completo, ya no las primeras tres letras como él ya sabía y la palabra gato para que el cartero supiera a quién debía ir dirigido. (sepan disculpar que taché el nombre real de T.)
Me di cuenta entonces que no solo ya estaba interesado en comunicarse por escrito, que estaba listo para aprender, que es una gran realidad que los niños aprenden cuando quieren y necesitan, sino que además él estaba relacionando que los garabatos que él hace no son realmente letras, la carta tenía que decir claramente gato para que supieran a quién dársela.
Después se ve que le cayó la ficha que ya el gato hacía mucho que no volvía a casa y se puso a llorar desconsoladamente… pero eso lo dejo para otro relato.
Después se ve que le cayó la ficha que ya el gato hacía mucho que no volvía a casa y se puso a llorar desconsoladamente… pero eso lo dejo para otro relato.
Y lo más importante que encierra ese dato de querer comunicar y todo lo que ello conllevo es que encima necesitaba hacer catarsis!!! Eso es sacarle buen uso a las palabras y lo demás, es cuento ;D
Felicitaciones T!!! que lindo para él que ya arrancó pero la sorpresa se la lleva siempre mamá jajaja a mi me pasa todo el tiempo en especial con las más chicas y eso que la mayor te deja cada tanto con la boca abierta y te aparece con una sorpresa bajo el brazo. Los hechos hablan más que las palabras, por ello es muy bueno esto de los blogs para que la “gente” vea que es real lo que decimos, es más sería toda más sencillo si miraran con atención a su lado verían a sus propios hijos con otros ojos.
Felicitaciones, yo tengo 4 gatos, 3 “nenas” y un “nene” no quieren uno? jajaj si viviera más cerca se llevaría pues es una ternura ese nene.
Un abrazo enorme.
Lorena.
Qué alegría!!!!!!!
Hay algo más demostrativo de lo que tanto se dice en las casas, de que el aprendizaje es autónomo y autodirigido? Guauuuuuuu, me encanta y le mandamos un enorme besote aunque no lo conocemos, pero ya lo haremos!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Con mucho cariño
Viste Silvana que uno a veces lee las cosas pero hasta que no las pasa no se da cuenta de nada jajaja, yo preocupada porque no querìa saber nada con aprender letras y mirà còmo solito me lo pidiò!
Gracias por pasarte siempre!
Un besote a la hermosura de Flor.
PD: pudieste comentar màs fácil ahora? porque solo poniendo que puede comentar cualquiera me salìan varias opciones de entrar pero entonces puse a moderar por los comentarios anònimos 😉
sisisi, paulita ahora estaba perfecto para comentar!!!! me parece bien la moderación. Besos